Tercer Esquema de Política Arqueológica

Un punto adicional fue añadido al esquema anterior:

Formación académica
— Investigación
— Conservación
— Difusión
— Puesta en valor y uso social (eventualmente antes de «difusión»)

Basándonos en el modelo formal de otros textos de políticas vigentes a nivel nacional, la estructura de nuestra política quedaría luego de la siguiente manera:
— Declaración de principios/problemáticas (a manera de introducción)
— Diagnóstico general
— Objetivos (éstos estarían organizados en torno a los cuatro ejes enumerados anteriormente. Cada uno de estos ejes se subdividiría a su vez en: problemáticas, causas, potencialidades – a manera de diagnóstico específico –, y finalmente, los objetivos en sí con los actores involucrados en la ejecución de cada uno de ellos).

Con este esquema en claro, se comenzó a completar el contenido de cada uno de sus componentes:

Declaración de principios

— Definición del patrimonio arqueológico y su problemática: el patrimonio arqueológico no es una mercancía, sino un recurso no renovable, vinculado a nuestra identidad

— Definición de la práctica arqueológica y su problemática: La finalidad general de la arqueología es el conocimiento [de este recurso no renovable]. La arqueología trata sobre el conocimiento de actividades pasadas (poco importa si éstas son históricas o anteriores al uso de la escritura). El énfasis se pone en la palabra conocimiento, pues la finalidad de todo trabajo arqueológico es indagar sobre el comportamiento humano situaciones donde no había otra manera de registrar los sucesos que la voz, la memoria colectiva, y eventualmente algunos ritos propiciatorios en determinadas circunstancias.

— La práctica arqueológica se asocia a un marco deontológico específico.

— Papel de la institucionalidad: La institucionalidad atraviesa todos y cada uno de los aspectos del quehacer arqueológico. Es responsabilidad del Estado conocer,  proteger y difundir el Patrimonio arqueológico del país. De acuerdo a la reglamentación vigente, el INPC es el organismo encargado de dictar y de reforzar la política del manejo de los recursos arqueológicos.

— Objetivo general: En este sentido, el Colectivo Ciudadano de Arqueólogos Profesionales del Ecuador se propone “definir una política institucional pública para la formación académica, la investigación, conservación, protección y puesta en valor y uso social  del patrimonio arqueológico a nivel nacional”. Esta política debe ser previa a la definición de cualquier tipo de plan de manejo del patrimonio arqueológico, al optimizar cada uno de sus componentes.

— Presentación de los ejes principales de la política arqueológica: Se esbozará primeramente un diagnóstico general de la situación actual de la arqueología del país, antes de enunciar los objetivos que esta política busca implementar, objetivos que se dividen en cuatro aspectos fundamentales: investigación, conservación, difusión y puesta en valor y uso social. Cada uno de estos aspectos será desarrollado a través de un diagnóstico específico, así como la presentación de las metas correspondientes y de los actores involucrados en su cumplimiento.

El Diagnóstico General

— Este diagnóstico deberá tomar en cuenta la realidad social actual en que vivimos (por ejemplo: la huaquería como consecuencia de la pobreza, las realidades del mundo rural…). Conocer la realidad del Ecuador es esencial antes de poder hablar del recurso arqueológico como tal.

— Se deberá incluir una perspectiva histórica de la práctica arqueológica en el país, de cara a evaluar su desempeño actual. No se trata de descalificar o juzgar lo que se ha hecho anteriormente, sino más bien de tenerlo en claro, con el propósito de elaborar una propuesta viable en base a los aciertos y desaciertos del pasado.

— Algunos colegas han escrito artículos que nos podrían servir como base para la redacción de esta retrospectiva: Jaime Idrovo, Pepe Echeverría, Ernesto Salazar, Florencio Delgado y Francisco Valdez.

— En lo que se refiere al estado de los recursos arqueológicos del país como tales, habrá que mencionar desde luego el inventario que se levantó a raíz del Decreto de Emergencia.

Los objetivos

Formación académica

Problemáticas, causas, potencialidades (diagnóstico puntual)

— existe una mitificación social de la arqueología, a menudo asociada en el imaginario colectivo al ámbito de la aventura, totalmente antagónico a una fuente de ingresos estable, lo cual desanima a la gente a la hora de optar por esta carrera.

— los programas escolares y colegiales difunden una visión obsoleta e inadecuada de la arqueología, basada en una presentación “tipologizada” de las culturas precolombinas que no toma en cuenta las interrelaciones y los procesos que las vincularon entre ellas. Realidad que a su vez desacredita a la arqueología como disciplina y desemboca de igual  manera en un desinterés por la carrera.

— la oferta de carreras universitarias en arqueología es prácticamente inexistente en el Ecuador, y la cantidad de profesores potenciales, muy baja.

— a pesar de cierto progreso en ese sentido, la arqueología sigue siendo una profesión “elitista”, al alcance de quienes tienen/tuvieron la posibilidad de estudiar en Quito, Guayaquil, y hasta en el extranjero. Como resultado, los arqueólogos son pocos, y existe una fuerte desigualdad académica entre ellos, realidad particularmente palpable en las llamadas “fiscalizaciones” de proyectos llevadas a cabo por las entidades culturales, en que a menudo un Licenciado (en el mejor de los casos) evalúa a un PhD. Idealmente, los arqueólogos de las entidades estatales deberían ser Másters o Phd como mínimo.

— a su vez, la escasez de arqueólogos/ de ofertas de formación en arqueología variadas y económicamente asequibles genera una multitud incontrolada de “para-arqueólogos” de diversos niveles, que pueden tanto aportar como perjudicar al patrimonio arqueológico.

Lineamientos

La arqueología no es ningún mito; atañe a un aspecto fundamental de la nación, a saber, el rastreo de su pasado y por consiguiente, de su identidad. Por lo tanto, debe recibir una atención especial en la educación básica y ser incentivada a nivel universitario. El patrimonio arqueológico es frágil y no-renovable: debe ser estudiado de forma responsable, por especialistas adecuadamente preparados.

Metas y actores involucrados

— comprometer a los arqueólogos a generar congresos y talleres en colegios y universidades sobre la información que producen, de manera a informar a la sociedad sobre lo que realmente es la arqueología y por lo tanto, contribuir a desmitificar los estereotipos existentes sobre la profesión, incentivando así a  los estudiantes a seguir la carrera. Actores involucrados: arqueólogos.

— redefinir los contenidos de los programas escolares y colegiales que atañen a temas arqueológicos. Actores involucrados: Comité Científico, Ministerio de Educación.

— plantear la idea de un bachillerato en gestión patrimonial (el cual incluiría un componente arqueológico). Actores involucrados: entidades culturales, Ministerio de Educación.

— obligar al Estado a instaurar la formación completa en arqueología en las universidades estatales a través de la apertura de carreras que tengan los recursos necesarios y cierta distribución geográfica; con este propósito, se podría realizar previamente algún tipo de “encuesta” sobre las regiones en donde el implemento de una carrera de arqueología sería más factible. Actores involucrados: entidades culturales, autoridades de educación superior, Comité Científico [definición de pensums universitarios].

— definir y regular la práctica arqueológica, (reconocimiento de los “para-arqueólogos”, pasantes, estudiantes egresados, tesistas etc). Actores involucrados: entidades culturales, arqueólogos, Comité Científico.

— capacitar a los “para-arqueólogos” y a los funcionarios que trabajan directa o indirectamente con el patrimonio arqueológico (empleados municipales por ejemplo), a través de talleres. Actores involucrados: Comité Científico, entidades culturales, CECAP (Centro Ecuatoriano de Capacitación Artesanal).

Investigación

Problemáticas, Causas, Potencialidades (diagnóstico puntual):

— Nos encontramos en un contexto en que la investigación se vuelve secundaria frente a los famosos “planes de manejo” y a la visión del patrimonio arqueológico como fuente de rédito turístico.

— Actualmente, no hay ninguna coherencia en la práctica arqueológica tal como se la está llevando en el país: cada investigador investiga de manera aislada, sin ninguna visión de conjunto. No hay ninguna continuidad entre los diversos proyectos arqueológicos que se están realizando en el Ecuador, y menos aún, una visión de las prioridades que debería proyectarse en la práctica arqueológica en sí (por ejemplo: la necesidad urgente de replantear nuestro cuadro de periodización…).

— El acceso a la información generada por los proyectos de los colegas es problemática, lo cual no contribuye a la interacción entre arqueólogos.

— Hoy en día, las investigaciones arqueológicas son gestionadas a partir del INCOP y su portal de Compras Públicas. No obstante, la investigación arqueológica NO es mercancía ni obra de ingeniería pública. Por ende, no tiene su lugar en el mercado de la oferta y la demanda. En calidad de disciplina científica, se rige a parámetros distintos que pueden ser obstaculizados e inclusive desfigurados al ser incluidos en sistemas pertenecientes a otros ámbitos, tales como el de “Compras Públicas”.

— La práctica arqueológica está actualmente sujetada a las fluctuaciones administrativas de las diversas entidades que la manejan, cuando debería ser lo contrario: la arqueología en cuanto a disciplina científica tiene parámetros y criterios definidos, los cuales deben ser acatados por las entidades que se relacionan con el patrimonio arqueológico, independientemente de los cambios burocráticos.

Lineamientos

— El arqueólogo es un científico social. La finalidad de la investigación es el conocimiento del pasado, de nuestra identidad y de nuestro territorio. (Definición de lo que es la investigación arqueológica: ¿qué comprende?, ¿quiénes intervienen en ella?, ¿cómo se hace?, ¿para qué?, ¿para quiénes?, ¿quién la evalúa?)

— Si bien existen distinciones en torno a las variantes que puede tener la práctica arqueológica de acuerdo a sus fuentes de financiamiento y/o metodologías (arqueología pública, privada, o de rescate), la arqueología es una sola. La definición de los parámetros específicos que atañen a cada una de las diversas manifestaciones del quehacer arqueológico es materia de reglamentos, los cuales deben respetar los enunciados explicitados en la presente política (ejemplo: respetar el enfoque regional que exige una investigación arqueológica adecuada en los proyectos de arqueología de contrato. Restringir una excavación a un espacio definido por una obra de infraestructura moderna mutila totalmente la interpretación de huellas materiales producidas en un espacio totalmente ajeno a dicha obra).
Así, la importancia del dato que lleva al conocimiento es tal que en todos los casos se debe aplicar el mismo esfuerzo económico y el mismo rigor científico en la procuración de los datos. Los métodos, los procedimientos y las finalidades son los mismos en todas las intervenciones de carácter arqueológico. Por lo que los trabajos deberán necesariamente ser la responsabilidad exclusiva de un equipo de profesionales, dotados de los conocimientos académicos que aseguren la aplicación de los procedimientos adecuados. Toda intervención deberá contar con la presencia continua de, por lo menos un, arqueólogo titulado académicamente que garantice el rigor y la calidad científica de los trabajos.

— El Estado tiene la obligación de desarrollar la investigación arqueológica.

Metas y actores involucrados

— Crear un comité científico (académico) que defina los temas y zonas prioritarios que deben ser tratados por la arqueología en materia de investigación. Este comité deberá asegurar la calidad de las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en el país y el profesionalismo/experiencia de quienes las realizan. (Actores involucrados: arqueólogos profesionales).

— Sustraer a la práctica arqueológica del Sistema de Compras Públicas (Actores involucrados: arqueólogos profesionales, institucionalidad del Estado).

— Elaborar el inventario general de los recursos arqueológicos del país. Éste es un proceso continuo que se debe ir  incrementando en la medida en que el conocimiento y el reconocimiento avanzan, pero el inventario  sólo es un medio y no puede convertirse en una finalidad.

El inventario existente se nutre de tres maneras:
A) por la investigación arqueológica sistemática.
B) por la información que llega a través de los datos que aparecen en el transcurso de la obra pública o privada que provoca intencionalmente movimientos de tierra proclives a revelar vestigios arqueológicos. En este caso la ley prevé que se debe efectuar un estudio profesional previo, preventivo que registre los bienes existentes y un seguimiento continuo que asegure el posible registro y protección de los vestigios eventuales.
C)  por información producida de forma fortuita: trabajos de agricultura, desvío de ríos, exploraciones de zonas desconocidas, etc. En todos estos casos el descubrimiento se da de forma no intencional y por ello no hay una obligación legal de realizar un estudio previo. En todos los casos hay la obligación de suministrar los datos pertinentes al INPC para que se actualice el inventario. (Actores involucrados: arqueólogos profesionales, comité científico, institucionalidad del Estado).

Conservación

Problemáticas, causas, potencialidades (diagnóstico puntual)

— existe una falta de criterio en la intervención de sitios arqueológicos (monumentales especialmente): muchas de estas intervenciones no incluyen un proceso adecuado de investigación que integre el componente “conservación”, el cual debe forzosamente acompañar la excavación como tal o/y un tratamiento/almacenamiento/procesamiento adecuados del material recuperado. Si un sitio no puede ser mantenido, es mejor no someterlo a excavaciones en área/taparlo/no intervenirlo.

— los especialistas en conservación de bienes arqueológicos son prácticamente inexistentes en el país.

— en algunos casos, la ignorancia/desinterés de las comunidades poseedoras de bienes arqueológicos fragiliza el patrimonio arqueológico frente a las amenazas naturales o antropogénicas (huaquería, tráfico ilícito etc.).

— la huaquería particularmente es una práctica altamente destructiva para los sitios arqueológicos: en general, los huaqueros no tapan los huecos, por lo que, a más de la destrucción a las que son sometidos, los contextos –o lo que queda de ellos- quedan expuestos a factores destructivos de todo tipo.

Lineamientos

En calidad de componente frágil y no-renovable de la identidad del país, el patrimonio arqueológico merece protección, respeto y un trato especializado específicamente acorde a su naturaleza, el cual debe sujetarse a los principios científicos propios de conservación de los bienes arqueológicos.

Metas y actores involucrados

— incluir obligatoriamente criterios de conservación en el planteamiento de proyectos arqueológicos. Actores involucrados: entidades culturales, arqueólogos.

— contemplar una especialización universitaria en conservación de bienes arqueológicos. Actores involucrados: Comité Científico, autoridades educación superior.

— concientizar a las comunidades locales sobre los peligros que amenazan al patrimonio arqueológico y la forma de protegerlos. LAS COMUNIDADES SON LA MEJOR “POLICÍA PATRIMONIAL”… Actores involucrados: arqueólogos, comunidades locales.

— integrar a los huaqueros al quehacer arqueológico a través de una adecuada capacitación/concientización. Actores involucrados: arqueólogos, huaqueros.

Difusión

Problemáticas, causas, potencialidades (diagnóstico puntual)

— Se producen casos en que el campo de estudio es casi considerado como propiedad privada (“mi” sitio), cuando pertenece legalmente al estado; por ende, hay despreocupación en cumplir con la obligación de difundir los trabajos. Si bien no es fácil publicar en el país, en la era digital, está al alcance de todos dar a conocer sus trabajos mediante cd’s, blogs etc.

— No existe una coordinación permanente entre los arqueólogos y los demás segmentos de la sociedad (medios de comunicación, docentes primarios/secundarios/universitarios, ministerios de educación, turismo etc). Siendo así, la información que estos medios comunican a la sociedad sobre temas arqueológicos es muchas veces desactualizada/deformada/incompleta/incorrecta/irresponsable (especialmente sobre temas relacionados a la huaquería en este último caso).

— En los museos – vínculos predilectos entre la sociedad y la investigación –, los guiones están a menudos desactualizados, no llaman la atención del público (“aburren”), el cual se desinteresa del quehacer arqueológico y sus implicaciones.

— Los arqueólogos desaprovechan los diversos espacios culturales actualmente existentes para difundir los resultados de su trabajo (radios, prensa, eventos organizados por las entidades culturales).

— Debido a estas deficiencias, la sociedad no está al tanto de lo que hacen los arqueólogos. La arqueología sigue siendo percibida como una ciencia “oculta”, algo fantástica, que a lo mucho evocará para la mayoría de gente la imagen de Indiana Jones o de “huesos viejos”.

— Por ende, la arqueología no se ve como una disciplina esencial dentro de la cultura y las autoridades no se preocupan por invertir en proyectos arqueológicos ni en proteger el patrimonio arqueológico de los riesgos que lo amenazan (círculo vicioso).

Lineamientos

— La arqueología es parte del fundamento identitario del país; el patrimonio arqueológico es propiedad del estado. Como consecuencia, es obligación deontológica del arqueólogo difundir lo que hace y encuentra, y de las autoridades, exigirle que lo haga.

Metas y actores involucrados

— Incluir obligatoriamente en las propuestas de proyectos arqueológicos un rubro de difusión de los resultados de los estudios mediante soportes digitales (cd’s, publicación de los informes en las páginas web de las autoridades culturales y educativas, difusión a museos, medios de comunicación, autoridades locales – en este caso en un lenguaje claro y entendible para el público no -familiarizado con la disciplina arqueológica). Actores involucrados: investigadores, autoridades culturales y educativas, seccionales, medios de comunicación

— Actualizar los guiones de los museos y trabajar en volverlos más atractivos y dinámicos. Actores involucrados: investigadores, autoridades culturales, seccionales (turismo)

— Controlar que tanto el proceso de difusión de las investigaciones como el de actualización constante de los museos sea llevado a cabo de forma satisfactoria. Actores involucrados: comité científico

Puesta en valor y uso social

Problemáticas, Causas, Potencialidades (diagnóstico puntual)

Lineamientos

— La práctica arqueológica va de la mano con la concientización de la sociedad sobre el quehacer arqueológico.

— La función social de la práctica arqueológica atañe al respeto de las comunidades con las que el investigador se relaciona en el transcurso de sus proyectos.

Metas y actores involucrados

— Asegurar que el manejo de los sitios no sea función exclusiva de las comunidades y organismo locales, sino que incluya también  la participación de arqueólogos.

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